Mi amor por las historias empezó en los detalles

Nunca fui de esas personas que leían un libro y pensaban: oh! quiero escribir el mío. Lo que me atrapaba solían ser los pequeños detalles: una frase bien puesta (de esas que le haces una foto con tu móvil para que no se te olvide), el gesto de un personaje que decía más que un diálogo entero, una metáfora inesperada que te hace pensar durante días.

Empecé a escribir buscando capturar esos momentos, esos detalles. Aunque todo hay que decirlo, no me salía muy bien, o al menos no como yo los había imaginado. No porque yo quisiera contar grandes relatos, sino porque quería darles espacio a esos detalles que a veces pasan desapercibidos y que para mi suponían un antes y un después.

Para mí, escribir sigue siendo eso: encontrar lo que normalmente se pierde en el ruido y que a mí me llama mucho la atención para darle la importancia que merece. Lo integro en mi día a día y hago lo posible para que perdure, para que viva y tenga un lugar en mi memoria.


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